¿Descifrada la lengua oculta de Teotihuacán? Hallan unas pistas inéditas que podrían explicar la desaparición de la ciudad

“Este estudio propone que los signos presentes en los murales y artefactos de Teotihuacán podrían corresponder a una forma temprana de la lengua uto‑azteca, precursora del náhuatl, el cora y el huichol. Los autores argumentan que este sistema registra una lengua ancestral de la familia uto‑azteca, desafiando la visión tradicional que ubicaba la llegada del náhuatl…


Un estudio sin precedentes sugiere que los habitantes de Teotihuacán hablaban una lengua uto-azteca ancestral y que sus logogramas podrían revelar por qué abandonaron la ciudad.

Teotihuacán, en pleno centro de México y fundada alrededor del 100 a.C., llegó a albergar hasta 125.000 habitantes; durante su apogeo se consolidó como el gran núcleo cultural de la región, hasta su declive alrededor del año 600 d.C. Durante siglos, esta ciudad ha sido uno de los grandes enigmas de la arqueología mesoamericana porque, a pesar de su legado, seguimos sin saber con certeza quiénes eran sus habitantespor qué desaparecieron de forma tan repentina y qué idioma hablaban los habitantes de Teotihuacán.

Sin embargo, eso podría estar a punto de cambiar. Un equipo de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) afirma haber descifrado, al menos en parte, la escritura utilizada en los murales y cerámicas de Teotihuacán y, según sus conclusiones, publicadas en la revista Current Anthropology,estos signos representarían una forma temprana de lengua uto-azteca, antecesora directa del náhuatl (la lengua de los mexicas o aztecas) y de otras como el huichol y el cora. No serían solo obras de arte ilustrativas.

Teotihuacán: la Roma de Mesoamérica

La ciudad de Teotihuacán llegó a ser una de las ciudades más grandes del mundo antiguo. Su influencia política, comercial y religiosa se extendía por todo el altiplano central mexicano, y culturas como los mayas mantuvieron contacto con ella, como lo demuestran los registros de Tikal.

A pesar de ser un lugar de tanta grandeza, hasta ahora no se había logrado descifrar su escritura, lo que ha dificultado comprender su historia. Ahora, el nuevo trabajo liderado por Magnus Pharao Hansen y Christophe Helmke, propone que los murales y objetos decorados de Teotihuacán contienen un sistema de escritura fonética y logográfica que refleja una lengua uto-azteca arcaica.

¿Qué encontraron exactamente?

Los expertos analizaron cientos de signos pintados en murales y cerámicas provenientes de Teotihuacán, muchos de ellos conservados en lugares tan famosos como la Plaza de los Glifos. Mediante una combinación de análisis iconográfico, lingüística histórica y reconstrucción fonológica, los investigadores llegaron a la conclusión de que estos signos pueden leerse como logogramas y fonogramas de una lengua antecesora del náhuatl.

Uno de los ejemplos más llamativos es el dibujo de un coyote; en algunos contextos, representa literalmente al animal, pero en otros, actúa como una de las partes para formar otras palabras o ideas abstractas; es decir, es empleado por su valor fonético dentro de una palabra más compleja. Este uso mixto entre imagen y sonido es típico de los sistemas de escritura mesoamericanos, como el maya o el mexica.

¿Por qué es tan importante este hallazgo?

Hasta ahora, los estudios sobre la escritura teotihuacana estaban estancados por la falta de textos extensos y por la dificultad de vincular los signos con una lengua concreta. Lo que hace diferente este estudio es su enfoque metodológico: en lugar de partir de lenguas modernas, los expertos reconstruyeron una versión ancestral del náhuatl, y la usaron como clave para interpretar los signos. 

Además, los investigadores introducen el concepto de “doble ortografía”, donde dos signos se usan para reforzar la lectura de una palabra, tal y como ocurre con el ejemplo del coyote. Y comprender este idioma podría reescribir gran parte de la historia mesoamericana, de ahí la importancia de este hallazgo.

“Nadie ha podido demostrar que ciertos logogramas tuvieran un valor fonético que pudiera utilizarse en contextos distintos a su significado principal. De esta manera, hemos creado un método que puede servir de base para que otros puedan ampliar su comprensión de los textos”, apuntó Pharao Hansen.

¿Hay una explicación de por qué desapareció Teotihuacán?

Los textos y murales analizados pueden contener no solo nombres, títulos o fechas rituales, sino también referencias a eventos sociales o ambientales. Tal y como exponen los investigadores, algunos signos aparecen repetidos en diferentes contextos, lo que podría indicar acontecimientos relevantes como conflictos internos, catástrofes o migraciones.

Si se amplía la cantidad de textos que se pueden interpretar, habría posibilidad de obtener detalles sobre los últimos años de la ciudad. ¿Hubo una guerra civil? ¿Un colapso ecológico? La clave podría estar en estas paredes.

“El hecho de no contar con más textos es claramente una limitación para nuestra investigación”, apuntan los investigadores. “Sería fantástico si pudiéramos encontrar los mismos signos utilizados de la misma manera en muchos más contextos. Eso respaldaría aún más nuestra hipótesis, pero por ahora tenemos que trabajar con los textos que tenemos”.

Si se confirma que el náhuatl o una lengua similar ya se hablaba en Teotihuacán en los siglos III o IV d.C., obligaría a revisar los modelos sobre la migración de los pueblos nahuas al centro de México. Por el momento, hay limitaciones para esta hipótesis pero, sin duda, es un buen punto de partida al capítulo final de Teotihuacán.

Noticia original de National Geographic