Se trata de un magnífico monumento del siglo XVI que inició su construcción en 1540 y fue habitado por los agustinos hasta el año de 1756. Destaca por su arquitectura renacentista y su estilo plateresco, y es especialmente famoso por sus frescos detallados que ofrecen una visión fascinante del pasado colonial de México. No solo es una maravilla arquitectónica, sino también un centro cultural de gran importancia. Dentro de sus muros, alberga un museo que exhibe una impresionante colección de arte sacro. Las esculturas y pinturas religiosas que se encuentran aquí ofrecen una mirada profunda a la historia y el arte del México colonial. Podrás caminar por las capillas y claustros del convento, admirando los frescos que narran la historia del lugar y su impacto en la región.