Ocultar para mostrar: una revisión de los contextos, cronologías e interpretaciones de las host figurines.
Las Figurillas Huéspedes son esculturas cerámicas antropomorfas sedentes de dimensiones variables que se componen de dos partes: las anfitrionas, que son las figuras que actúan como contenedores, de rostros impersonales, desnudas y asexuadas; las “huéspedes”, que se alojan en el interior de las primeras gracias a su apertura trapezoidal en el tórax o a su división en dos partes. Han sido consideradas una producción artística propia de Teotihuacán, aunque también proceden de sitios de la cuenca de México y de lugares más distantes, como Michoacán, Becán o Guatemala. Ante la escasez de ejemplares que han sido excavados de manera controlada, no existe consenso acerca de su cronología, aunque predomina la tendencia a situarlas en la fase Metepec (550-650 d. C.).
Después del declive de Teotihuacán, este tipo de escultura cerámica no desapareció del todo y tomó nuevas formas. En el marco del Proyecto Xochitécatl (Tlaxcala), Mari Carmen Serra Puche (Serra Puche y Lazcano Arce 1997; Serra Puche 1998) detectó su presencia en el Epiclásico (600-900 d. C.). En las excavaciones que realizó en la Pirámide de las Flores, encontró esculturas cerámicas de mujeres embarazadas o recipientes (Serra Puche 1998: 110), las cuales han sido ampliamente analizadas iconográfica y tipológicamente (Testard y Serra Puche 2011, 2020). Estas figurillas de mujeres embarazadas del Epiclásico fueron probablemente resonancias artísticas de las host figurines de la antigua urbe, cuya forma se adaptó para dar respuesta a nuevas necesidades ideológicas (Preux 2016: 31).
En un estudio previo (Villalonga 2020) se presentó una caracterización formal de un conjunto de diez host figurines teotihuacanas procedentes de museos y colecciones mexicanas, estadounidenses y europeas. Asimismo, se hizo una primera propuesta de clasificación tipológica y formal. En las anfitrionas se constataron unos rasgos comunes, como la desnudez y la asexualidad, siendo las dimensiones, los atuendos y los rasgos corporales los elementos en los que se observó una mayor diversidad. En ese primer acercamiento también se tuvo en consideración las figurillas huéspedes alojadas en el interior de las anfitrionas. Como en el caso de estas últimas, se constató una gran variedad formal e igualmente se analizó la presencia de ciertos elementos iconográficos recurrentes en algunas de ellas. En esta segunda fase del estudio, además de haber tenido en cuenta algunos ejemplares más, revisaremos y discutiremos los contextos, las cronologías y las interpretaciones relativas a estas esculturas cerámicas, para finalmente sugerir nuevas perspectivas de estudio.
Revisión de los contextos
Para este estudio se han considerado un total de 13 host figurines (Tabla 1), que identificamos en el texto como HF. Solo tenemos dos ejemplares con procedencia controlada, a pesar de que en algunas publicaciones se mencione que ciertas figurillas proceden de sepulturas y depósitos de ofrendas (Barbour 1993: 210; Alcántara, Solís Olguín y Castillo 2009: 298).
La HF1 (Figura 1) es la única figurilla hallada en contexto en Teotihuacán. Fue encontrada durante las excavaciones del Proyecto Tlajinga 33 (33: S3W1) por Rebecca Storey y Randolph Widmer, en un sitio que fue interpretado como conjunto habitacional ocupado por artesanos con distintos oficios. La HF1 se localizó en el patio (lado este) del templo principal del conjunto[1] (Widmer 1987: 363), asociada a 11 figurillas y a un recipiente de cerámica.
Randolph W. Widmer (1987: 363) describió un ritual de deposición de la pieza que sugiere la recreación de un escenario simbólico, lo que parece ser ya una constante en Teotihuacán (Gómez Chávez 2017; López Luján 1993; López Luján y Sugiyama 2017; Magaloni y Filloy Nadal 2013; Rodríguez Sánchez y Delgado 1997; Sugiyama y López Luján 2006; Sugiyama, Cabrera y López Luján 2004).
La HF2 (Figura 2), sin contexto asociado, procede del Museo Diego Rivera-Anahuacalli. No se han facilitado más datos por parte de la institución acerca de su adquisición, aunque es muy probable que Diego Rivera la comprara para su colección.
La HF3 (Figura 3) fue adquirida por Georges C. Vaillant en las inmediaciones de Santiago Ahuizotla. No hay más datos sobre ella, salvo que el American Museum of Natural History la registra como parte de la expedición de 1936.
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